Despacio y suave,
cremoso y tierno,
la eternidad de la nota que
retumba entre árboles muertos...
Como el recuerdo incómodo,
las espinas de la más bella flor
me recuerdan lo duro de las palabras
colocadas en orden correcto y verdadero.
El color de tus ojos pone límite
al azul del mar y al verde del cielo.
Porque no puedo ser y
dejar de ser al mismo tiempo,
perdida en lo eterno del bucle perfecto,
caída libre y sin frenos, pero sonriendo.
Mi corazón disfruta sufriendo,
cada vez que te pienso me haces sonreír
pero si recuerdo lo amargo de tus palabras
para decidir que me fuera de ti...
¿Quién es el loco que me ayuda?
La propia locura.
(aplauso) =)
ResponderEliminarMe alegro mucho que hayas reanudado con entusiamo tus obras creativas.
ResponderEliminarUn poema hermoso y sentido, y ¡cuánta razón tiene!. Por eso el amor y su misterio es un tema inagotable.