¿Qué es lo que quieres de mí? No espero una respuesta ya que recibo la mirada perfecta, la que te delata, la que dice que te ahogas y que lloras como los demás. Te excusas con tu corte de pelo, el que dice por ti que eres el chico malo de tercero, el que no te permite dejar las ideas correr y te hace reír sobre lo que un día fueron tus principios y básicos ideales de tu vía de tren. Ahora esperas, solo, en la estación, la que un día fue tu fiesta de despedida. Problemas tenías y dejaste que alguien decidiera por ti el día de tu ida. La prueba de que todavía no querías partir fueron las lágrimas secas que en tu cara tenías. El ruido de los pasos huidizos acompañado de los primeros rayos de sol hacen que el canto gallo se convierta en ambulancias y policía.
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