sábado, 30 de abril de 2011

¿Adiós o hasta luego?

Pienso:
"Sin pruebas de los delitos cometidos,
verdades y falsas mentiras salieron de mi boca.
Es una pena que no queden casi testigos,
pues lo que me queda es paciencia, pero muy poca.

Preguntas que necesitan ser ejecutadas
sin antes ser formuladas.

Mi mente juega a ser el interrogador,
y mi cuerpo a seguir lo que diga el corazón...

La falsa mentira la sé, al igual que la verdad errónea,
¿Qué hacer con tanta información tan parecida y tan diferente?
Todo depende de cómo mi cabeza lo plantea mientras el corazón bombea.

Algo depende de algo, si paro lo de arriba, paro lo de abajo.
¿Cómo salir de este aprieto sin que se note demasiado el sudor del pensamiento?"

Más tarde, me despido solamente por un momento, la voz desaparece, ya no queda más aliento...
Y digo: -Dulces sueños mis testigos... Si consiguen encontrar la verdad, quien crea en la metafísica que venga y me lo diga, yo, a mi pesar, me voy ya...

1 comentario:

  1. El oxímoron siempre ha sido mi figura retórica favorita. Y aquí la usas con gran prodigalidad. Además transmites un sentimiento real sobre la dicotomía mente-corazón tan presente en la vida.

    ResponderEliminar