La ventana abierta deja que el viento acaricie las cortinas de seda, aquellas que toqué e hicieron que el frío calentara. Él es gay y ella heterosexual. ¿Lo que ocurrió? Una sucesión de verdades que entretenían, hacían sonreír, sorprendían. Él se desahogaba entre cigarros sin acabar y vodka directo de la botella. ¿Cómo empezó? "Ella", con el maquillaje dudoso por las lágrimas, llamando a la puerta y la heterosexual ofreciendo su casa. ¿Cómo prosiguió? Bebidas, lágrimas, bebidas, humo... y la heterosexual escuchando. Pasó la noche con altibajos, lo que está claro es que nunca se les olvidará.¿Y antes de que empezara? El hombre homosexual sin dinero. ¿El resultado? La mujer heterosexual sin dinero, decepcionada por haber abierto la puerta, por haber compartido parte de su tiempo, por ser mujer, por desear nada y perderlo todo... ¿La única prueba?
Rebecca, es algo sencillo de entender pero difícil de encajar. Quizá algún día vuelva, ¿tendrás la puerta abierta?
Hugo
¿Lo peor? Que para cuando vuelva, le volveré a abrir la puerta.
son uno de esos besos migratorios, que van de boca en boca, sin sentimientos ni remordimientos, uno de esos besos que no sufre por las lagrimas, que se rie de las desgracias. aqui nuestro amigo zenet se refiere a otro tipo de besos, el primero siempre es el mejor.
ResponderEliminarRebecca, interesante mujer, hitchcock hizo una buenisima pelicula con ese nombre, te la recomiendo ;)
Totalmente de acuerdo con tu amigo Alberto acerca de Rebeca. Película realmente impresionante. Creo que voy a escribir una entrada sobre ella en mi blog.
ResponderEliminarUna de las características de tus narraciones cortas que más me agrada es la suspensión de la trama, es decir, no hay antecedentes, ni resoluciones. Sólo el planteamiento directo de una situación, dejando al lector el resto.
Me recuerda a mi forma poética favorita: el romance. Tanto el romancero viejo como el nuevo.